LAS LUCHAS “ECOLOGISTAS”

Es difícil discriminar qué luchas son puramente ecologistas y cuáles no, todo forma parte de un mismo engranaje, de un mismo sistema que degrada a la par tanto el medio ambiente como el medio humano, que, aunque se superpongan, no son lo mismo. El animal humano, para su plenitud y bienestar integral, precisa de mucho más que un medio ambiente sano. Por descontado, los que detentan el poder, los que gestionan este mundo, no pretenden que la humanidad medre feliz sobre la faz de La Tierra, con mirar por y para sí y sus exclusivas sociedades (mercantiles) quedan más que satisfechos… sus carteras bien llenas, y si otros pasan hambre, es su problema. Las cesiones y concesiones que aparentan regalarnos, las que no han sido arrancadas con la lucha, no son más que estrategia, publicidad engañosa, operaciones estéticas.




Peleas como la defensa de los pueblos de Riaño, ideado por los franquistas y ejecutado por los socialistas y su Guardia Civil, dejaron claro a las menos ingenuas que derecha o izquierda del capitalismo jamás le zancadillearán.

Luchas como la que se opuso a la autovía de Leizarán, donde la izquierda más “radical” antepuso una salida políticamente rentable a la defensa del territorio, lo corroboraron.

Enfrentamientos sin tregua, como el de los Solidarios con Itoiz contra el llenado de este pantano mediante acciones espectaculares de propaganda y ecotage sabotaje a maquinaria, corte de cables,…confirman que solo los grupos realmente autónomos, no preocupados por votos, por dinero, ni por su imagen, mantienen su apuesta hasta el final y rezuman autenticidad y coherencia. Muestran una auténtica desobediencia que no se doblega ante la amenaza de la cárcel.

Actualmente las Asambleas contra el TAV intentan frenar este proyecto voraz desde la autonomía y el rechazo radical al TAV y al sistema que lo engendra. Como no podía ser de otra manera, son consideradas terroristas por el gobierno de turno, y no solo por que ETA irrumpiese en el escenario por cuenta propia y con intereses muy distintos e intenciones aviesas, algo que le ha venido de perlas a los capitalistas proTAV, ya que sin ella, la consideración hacia los resistentes habría sido la misma: brutales cargas policiales, aplicación de la ley antiterrorista…



Los protagonistas de la ocupación forestal contra la MAT(línea de Muy Alta Tension, 400.000 voltios) en Cataluña, desde el pasado diecisiete de octubre, funcionan asambleariamente y dicen: “Ni MAT, ni TAV, ni la sociedad que los necesita”. Aseveran además que “Estos macroproyectos no han de tomarse como algo aislado, sino dentro de un todo a destruir” y comentan algo interesante: “Lo que proponemos por el momento es el desarrollo de oposiciones que tensen la cuerda hasta el punto de que la crisis ecológica devenga en crisis social”.

Hoy en día hemos de oponernos a casi todo, conscientes de que victorias pírricas no nos satisfarán.

Interpretamos la existencia de movimientos de pseudooposicion (a la degradación, a la patronal, al sistema,… ) como auténticos aliados de este, que reconoce en ellos a sus interlocutores oficiales. Lo demás, o no existe o lo molerán a palos… Nos referimos a ciertos sindicatos, ciertos grupos ecologistas, cuya contribución mayor es la legitimación del poder, el mantenimiento de la paz social, a base de actuar como mamporreros entre los poderhabientes y los desposeídos, con barra libre de lubricante suministrado generosamente por su teórico contendiente.

Cuando oímos lemas como “Los políticos hablan, los líderes actúan”, utilizado en la última cumbre contra el cambio climático, en Copenhague, sentimos vergüenza ajena. ¿Qué es esto? ¿Ahora vamos a jugar a político bueno-político malo, como a poli bueno-poli malo, a líder bueno-líder malo? ¿O los políticos son los políticos malos, y los políticos buenos pasan a ser líderes? ¡!. Se están cachondeando de nosotras, políticos, polis y lideres, malos, buenos o regulares, de derechas, izquierdas o centro, no son la solución, son el problema. La solución a tanta injusticia y devastación no surgirá de las cumbres de los líderes, ellos se reúnen aquí y allí, en Davos, Génova o Copenhague, para perpetuarse, ellos y todo el mal que representan. Las soluciones, el futuro mejor, no se engendran en las cumbres de los explotadores, sino en las asambleas de los explotados, y es en esta dirección hacia donde deben dirigirse los esfuerzos de las sinceras y buenas gentes que quieren acabar con tanta ignominia. Sabemos que sus pilares no serán siempre eternos.

Tenemos que potenciar la autoorganización al margen de la política (en el peor sentido de la palabra) y no pretender restaurar la confianza de los vapuleados en líder alguno; acortar la vida del Capitalismo, del tirano, no prolongarla. Que exista pese a nosotras, no gracias a nosotras

He aquí la cuestión ante la que, antes o después, todas habremos de tomar partido.

Nosotras ya lo hemos tomado.